Mucho hemos hablado ya en este mismo blog de la masturbación, la homosexualidad y otras afecciones sexuales que aquejan a nuestros jóvenes (y no tan jóvenes). Muchas personas cristianas como yo, critican mis notas porque dicen que son muy crudas. Señores, la verdad no puede cocinarse. Las cosas por su nombre.
Hoy les voy a hablar de dos actos sexuales que en un principio pueden parecer inocentes, pero que esconden un potencial peligro de destrucción masiva.
El topo curioso
Que levanten la mano aquellos que alguna vez le han solicitado a su esposa que les introduzca un dedo por el ano.
Hoy la masculinidad está devaluada, los jóvenes se depilan el pecho, llevan calzoncillos de diseñador, levantan pesas en el gimnasio, perfumes franceses deliciosos. Hasta allí podemos aceptar que el mundo evoluciona y negarse al cambio es inútil. Ahora recordemos la vieja premisa que nos enseñaron nuestros padres y abuelos: "El ano es una vía de sentido único". Este es el estandarte de los cristianos más duros, de los verdaderos machos alfa.
El famoso topo curioso viene a terminar con todo esto. Te dirán que no es un acto homosexual ya que participan del hecho un hombre y una mujer, pero ahí es donde radica el engaño. El acto en sí consiste en que la mujer introduzca por la puerta trasera del hombre un dedo (la elección del dedo es una negociación que se hace previamente) y busque el punto G masculino. Esto hace que el hombre tenga convulsiones de placer, similares a los orgasmos fingidos de las actrices porno.
Recordemos que el ano, a diferencia de la vagina y de Repsol-YPF, no fabrica su propio lubricante. Es por eso que son necesarias grandes cantidades de vaselina (que venden en las farmacias). Esto no será necesario en el caso del trombón oxidado que veremos más adelante. Bueno, en definitiva, con un dedo untado en lubricante saltando en el trasero no hacen falta carabelas para conducir al hombre al nuevo mundo del pecado.
En este punto algunos estarán pensando que a una mujer lo último que le interesa es meterle un dedo por popa a alguien. La realidad es que a ellas les resulta extremadamente atractivo fundamentalmente porque disfrutan el morbo de controlar la situación a su antojo.
La cuestión de fondo acá, es que primero será el meñique y puede resultar hasta gracioso, pero luego pasaran a ser 2 o 3 dedos a la vez. Luego un juguetito sexual con forma de dios de ébano. Finalmente la tan ansiada experimentación con otro hombre, el divorcio, la confusión, el alcohol, las drogas, el suicidio y el infierno. ¿Vale la pena ir al infierno por curioso?
El trombón oxidado
Esta práctica tiene ribetes similares a la anterior pero requiere más destreza y una compañera más atrevida. Consiste en la mezcla del beso negro (del cual ya hablamos aquí) y la masturbación masculina.
Prima facie este acto no tendría mayores consecuencias, pero es sabido que una vez que la juguetona lengua atraviesa el límite sagrado, el portal se abre a la admisión de dedos, lo que deriva en el topo curioso y las consecuencias que ya hablamos.
Existen otros actos como "el paquete de galletitas" o "el sobrecito de té" que serán abordados en futuros artículos. Por ahora recordar que la única posición aceptada es la del misionero.
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