En los últimos
tiempos hemos recibido en nuestra página de ayuda espiritual (El ReverendoGonzalito te escucha) infinidad de consultas de mujeres que aducen que sus
maridos han dejado de prestarle atención, están distantes e incluso las han
abandonado por otra mujer o lo que es peor por un homogay oportunista.
Los hombres recibimos generalmente acusaciones de que
nuestras actitudes tontas e insensibles hacia nuestras parejas son las
responsables de la creciente cantidad de separaciones y divorcios. La verdad es
que los hombres estamos lejos de ser perfectos y lo sabemos ya que tenemos
buena autocrítica y nos gusta reconocer nuestros problemas para superarlos.
Cuando se trata de
mujeres, sin embargo, parece que hay una regla tácita de que cualquier tipo de
crítica es injustificada, contraproducente e incluso peligrosa. Como
hombres nos sentimos confundidos e intimidados de hablar sobre las cosas que
nos incomodan, aun cuando estas cosas tengan un saludable espíritu detrás.
Hoy vamos a romper esa barrera y compartir algunos de los
problemas más comunes que las mujeres deberían abordar si está entre sus
preocupaciones ser mejores parejas. La finalidad de esto es salvar la mayor
cantidad de parejas posible.
Hemos elegido algunos
de los problemas femeninos más evidentes y fáciles de resolver que se dan a
diario. En aras de la brevedad, los dilemas vinculados a la maternidad y la
paternidad no están incluidos.
¡Señoras, por favor, consideren esta lista como una
plataforma de lanzamiento mientras se embarcan en una misión para mejorar su
capacidad de respetar a los hombres en su vida!
Comenzar a hablar más rápido cuando perciben que comenzamos
a perder interés en la conversación.
Suponer que sabemos exactamente lo que están pensando.
Explicar con demasiados detalles lo que están pensando.
Nunca llegar al punto en una conversación importante.
El uso de "lenguaje infantil" para demostrar
ternura con un hombre.
Jugar a ser tímida y distante cuando un hombre la invita a
salir.
Ser obsesivamente dominante una vez hecha la cita, exigiendo
la confirmación del itinerario, ropa apropiada y un informe completo de las
expectativas del hombre para esa noche.
Ser extremadamente crítica si el restaurante propuesto no
parece caro, de moda o lo suficientemente limpio.
Hacer demasiadas preguntas sobre las promociones especiales
del restaurante.
No ordenar cualquiera de los buenos aperitivos.
Ordenar la segunda cosa más cara en el menú (y pensar que no
nos daremos cuenta).
Revisar reiteradamente su teléfono celular mientras se está
a la mesa.
Ser increíblemente exigente con las películas para ver, sin
mostrar la más mínima consideración por el hecho de que los hombres no tienen
ningún interés en esas molestas comedias románticas.
Nunca responder a la docena de mensajes telefónicos dejados
en el contestador (o los que el hombre haya considerado necesarios) para saber
si ha llegado a casa con seguridad.
No advertir los hombres cuando “el calendario” dice que tendrán
un día de mal humor vergonzante por delante.
Culpar a los hombres por ser indiferentes a su horrible estado
de ánimo.
Quejarse cuando un hombre intenta algo para cambiar su
horrible estado de ánimo.
El uso de su mal humor como excusa para lanzar ataques
histriónicos y descargar la larga lista de errores que ellas creen que el
hombre ha cometido.
Actuar con superioridad hacia el hombre.
Ser crítica hacia el hombre.
Tener un gato como mascota.
Actuar prejuiciosamente hacia el hombre y hacia ella misma.
Suponer que todos los hombres desean secretamente revelar su
lado más delicado y vulnerable.
Suponer que todos los hombres tienen recuerdos dolorosos y traumáticos
que reprimen.
Asumir que pueden ayudar a los hombres a hacer frente a
estos dolorosos recuerdos traumáticos si siguen insistiendo al respecto.
Llorar mucho cuando hacen algo malo para que el hombre
sienta lástima en vez de estar justificadamente enojado.
Pensar que todas esas lágrimas llevaron, de alguna manera
misteriosa, a la relación a un nivel superior.
No informar al hombre que la relación ha avanzado al próximo
nivel.
Despertarse justo antes de suene la alarma para monopolizar
el baño.
Ensuciar del lavabo y las toallas con todo tipo de polvos y
barnices.
Nunca limpiar la porcelana debajo del asiento del inodoro
después de un episodio gástrico particularmente explosivo, a pesar de que es lo
primero que ven los hombres cuando levantan el asiento para hacer pis.
Pasar demasiado tiempo en el baño dejando al hombre sólo dos
minutos para estar listo para el trabajo.
Agotar toda el agua caliente.
Interrumpir al hombre mientras se afeita.
Interrumpir al hombre en la ducha.
Interrumpir al hombre mientras usa el baño en la forma que
sea.
Cortarse el pelo demasiado corto.
Las extensiones de cabello.
Decorados en las uñas.
Cubrirse los dientes de oro.
Usar bronceador.
Acentuar “su estilo” con sombreros pomposos.
Envolverse en bufandas llamativas, a pesar de que su pareja crea
que es ridícula y poco atractiva.
Las lentejuelas.
Lycra .
Sandalias .
Afeitarse las piernas y las axilas antes del fin de semana.
Tomar demasiado tiempo para vestirse.
No vestirse lo suficiente.
Ignorar el olor pútrido en su cuerpo.
Sumergirse en perfumes pesados.
No presentarse a sí misma de una manera sexualmente
atractiva pero satisfecha como una proclamación pública de la destreza
libidinal de su hombre.
Vestirse como una vagabunda para llamar la atención de todos
en la ciudad.
La adopción de un acento francés cuando hablan cualquier
palabra extranjera, incluso si se trata de un apellido anglosajón o algo en un
menú de comida china para llevar.
Hablar mientras conduce.
Hablar al comer.
Hablar mientras ve televisión, sobre todo durante los buenos
comerciales.
Contar a la pareja acerca de las cosas que sucedieron mientras
conducía.
Contar a la pareja acerca de las cosas que sucedieron en el
supermercado mientras estaba de compras.
Llamar a su pareja al movicom mientras conduce al
supermercado, sólo para decir "hola".
Calificar de zorras a otras mujeres.
Hablar con demasiados halagos de lo que hacen los maridos de
otras mujeres.
Asumir que su pareja quiere escuchar la conversación que
mantiene con su madre y ponerla en manos libres.
Usar el feminismo en contra de los hombres más caballerosos.
Adoptar carísimos y extravagantes gustos de diseñadores de
interiores.
Suponer que todos los homosexuales son divertidos como Cam
en Modern Family.
Beber alcohol cuando tienen poca tolerancia para ello.
Beber alcohol con hombres gays para poder actuar como si
estuvieran en Sex & the City.
Pedir disculpas profusamente en estado de ebriedad.
El mal uso de lápiz de labios en la cama después de una
noche de copas.
Votar con el corazón y no sus mentes.
Involucrarse demasiado en la vida de las celebridades.
No reproducirse lo suficiente.
Amamantar abiertamente en público y luego enojarse cuando los
hombres “miran distraídamente”.
Nunca llevar algo realmente útil en sus carteras, como un
cúter o un abridor de botellas.
No entender la diferencia entre un destornillador y un
destornillador Phillips.
Creer que los hombres tienen un especial "privilegio de
género" y ser terriblemente críticas al respecto.
Usar Internet durante la menstruación.
Poner mala cara.
Fruncir el ceño.
Gritar.
Llorar.
Bromear acerca de patear a los hombres "en las
pelotas".
El spray de pimienta.
Las cortinas de encaje.
El popurrí.
Leer y mostrar descaradamente novelas románticas con hombres
sin camisa en la portada.
Tener una historia detallada para cada suvenir y adorno de
la casa.
Pensar que las visitas (o incluso el marido) quieren
escuchar todas las historias acerca de cada suvenir y adorno en la casa.
Encoger los pantalones vaqueros de los hombres en la
lavadora.
Perder los calcetines en la secadora.
La falta de reposición en el suministro de calcetines
desaparecidos con nuevas compras.
Comprar calcetines coloridos y afeminados que avergüencen al
esposo en el trabajo.
Decoración excesiva de la cocina.
Hacer palomitas de maíz sin sal.
Yoghurt en el desayuno.
Pasteles de arroz.
Olvidarse de comprar ketchup.
Complicar la cena con ensaladas y condimentos caros.
Cocción excesiva de la carne.
Cocción insuficiente de las verduras.
Insuficiente manteca.
Sentirse intimidada por la idea de hacer papas fritas a
partir de una papa en lugar de comprar congeladas.
Sustituir las papas fritas con espárragos en la cena del
domingo.
No darse cuenta de que una pizza de Domino siempre será más
satisfactoria que el repollo medley al cuscús tibetano que demoró 3 horas y costó
47 dólares.
Ser posesiva de los saleros y pimenteros durante la hora de
comer.
Suspirar pesadamente después de cada cucharada de guiso de
carne.
Aprovechar cuando nos sentamos a la mesa para contar
noticias desagradables a sabiendas de que el hombre no puede escapar si sigue
comiendo.
No dejar que los hombres naveguen por la web en privado.
Usar excusas endebles para pedir prestado el equipo de un
hombre para mirar a su historial de navegación .
Molestarse cuando su espionaje revela sitios web explícitos
que el hombre no necesitaría mirar si su esposa no fuera una prepotente espía
en primer lugar.
Dominar todas las habitaciones de la casa con su exigente
decoración de interiores y ruidosa conversación telefónica dejando el sótano
como único lugar donde un hombre puede encontrar la paz.
Amenazar a los hombres con la idea de renovar el acabado del
sótano para integrarlo al resto de la casa.
HGTV (Home
& Garden Television).
Dr. House.
Soñando por bailar / cantar / etc .
Reírse socarronamente mientras lee un libro o navega por
Internet en la cama, con la esperanza de que el hombre se pregunte: "¿Qué
es tan gracioso?"
Abandonar la noble tarea de rascarle la espalda al hombre
después de sólo 30 segundos o cada vez que el tema de la conversación cambia .
Llorar patéticamente.
Hablar de política después de medianoche.
Quejarse de que hace demasiado calor, pero ser demasiado
perezosa para abrir la ventana.
Despertarse cada vez que el hombre se levanta para ir al
baño.
Usar esos momentos en los que los dos están despiertos a las
3 am para iniciar una conversación sobre algún tema profundo y trascendental.
Empujar y sacudir al hombre para que no ocupe el centro de
la cama.
Robar impunemente las mantas y acolchado.
Roncar.
No cooperar si un hombre se pone romántico a las 4 am.
Tener el ceño fruncido durante el coito.
Reir durante el coito.
Mirar con cara de aburrida durante el coito.
Preguntar, "¿ya hiciste el depósito?"
Preguntar si el hombre necesita ayuda manual para hacer el
depósito, sólo para abandonar la tarea dos minutos más tarde con una carcajada
sarcástica.
Amargura.
Crueldad.
Indiferencia.
Silencio.
Comentarios
Ojalá ayude a más hombres Cristianos a obtener herramientas para llevar a las mujeres por el camino del bien. Tarea difícil, pero no hay por qué rendirse.
Y otra cosa si la mujer se queja de algo preocupate porque es señal de que te quiere dejar solo.